El tío se pilló un notebook baratito y una pantalla táctil de 50 euros, se curró un poco la parte elctrónica (para eso sí que hace falta un poco más de mañana y estudios, pero bueno) y ¡tachán!, el chaval ya tiene un iPad.
Vale, mola mucho, pero sobraba el logo de la manzana pegado y los brillantitos, sobre todo los brillantitos...
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